Psicoterapia acompañada por un animal

„Dale un perro al ser humano y su alma sanará.“
Hildegard von Bingen, Médico y erudita universal (1098-1178)

La presencia de un perro puede favorecer al proceso terapéutico gracias a su efecto tranquilizador. El perro respeta y acepta al ser humano tal como es. La mera presencia del perro crea una atmósfera de familiaridad resultando positiva y relajante.

El perro no nos juzga, se comunica única y exclusivamente de forma análoga.

Significa que por más que el perro no „comprende“ la información dada por el ser humano, percibe perfectamente gracias a su instinto el estado de ánimo de la persona que tiene delante. Siente exactamente si la persona está feliz, tiene miedo, es valiente, está enfadada o es insegura. Igualmente se ha comprobado que acariciar a un perro calma el latido del corazón y generalmente ayuda a la relajación muscular.

Sigmund Freud ya aplicaba esta noción durante sus sesiones psicoterapéuticas. Su perra Jofi de raza chow-chow muy a menudo solía estar presente en el despacho. Freud comprobó que a muchos pacientes les resultaba mas fácil abrirse y colaborar de manera constructiva en el proceso terapéutico cuando la perra estaba presente.

En el consultorio para psicoterapia de Marianne Rappenglück la perra beagle Beppi  cumple con su presencia la parte laboral-animal

Beppi acompaña las sesiones terapéuticas o bien parcial- o constantemente.

Usted en calidad de cliente es quién decide si quiere contar con su presencia o no durante la sesión.

Le invito a confiar en su intuición y en el diálogo con Beppi.

Marianne Rappenglück
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